Cesc Abad, un artista nacido en Barcelona en 1973, ha desarrollado una fuerte pasión por el hombre y su relación con la naturaleza a lo largo de sus años de experimentación. Después de estudiar a los grandes maestros de la pintura, Abad ha encontrado...
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Cesc Abad, un artista nacido en Barcelona en 1973, ha desarrollado una fuerte pasión por el hombre y su relación con la naturaleza a lo largo de sus años de experimentación. Después de estudiar a los grandes maestros de la pintura, Abad ha encontrado su herramienta técnica en la pincelada postimpresionista y la historia en el simbolismo. Esta mezcla se refleja en su obra de arte, que es tanto figurativa como conceptual, resultado de una tarea introspectiva desde el punto de vista de la naturaleza.El trabajo principal de Abad se realiza en grandes formatos usando pintura al óleo y acrílica. Además, la cerámica también tiene un lugar muy especial en su arte. En lugar de ser un descubrimiento arqueológico, las cerámicas de Abad son un descubrimiento iconográfico con múltiples figuras y lecturas. Están acompañadas de un colorido muy especial que confiere a sus obras una infinidad de visiones e interpretaciones.Las narraciones que podemos observar en las obras de cerámica de Abad tratan de explicar ciertas acciones que pueden ser tan cotidianas como el deseo, la lujuria, el misterio o la pasión. Todos estos conceptos están intrínsecamente unidos a la naturaleza humana. El espectador puede disfrutar de diferentes historias o momentos que enriquecen a la condición del hombre. En cierta manera, recuerdan un poco a los bajos relieves sumerios, cuyas historias se configuraban en franjas o registros alrededor de la vasija y cuyo contenido inicial era fundamentalmente religioso y votivo.Las cerámicas de Abad presentan una amplia variedad de colores, incluyendo amarillos, verdes, azules y rojos, que les confieren un brillo a caballo entre lo kitsch, lo pop y lo natural. Sus obras de arte permiten a las personas observar el paisaje de manera diferente, como si uno pudiera acercarse a un pedazo de bosque. Simplemente hay que deslizar el dedo en la pantalla para descubrir a veces un mundo animal verdadero, a veces un mundo onírico y otros distópico. En general, el arte de Abad sugiere muchas preguntas al espectador, lo que lo convierte en una experiencia introspectiva que vale la pena experimentar.
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