
"Una pintura es simplemente una pantalla entre el productor y el espectador, donde ambos pueden observar los procesos de pensamiento que residen en ella desde distintos ángulos y momentos en el tiempo. Me permite mirar el residuo de mi pensamiento."
— Katharina Grosse
En esta edición de The Capsule queremos destacar a la artista visual alemana Katharina Grosse (Friburgo, 1961), una de las figuras más importantes del panorama artístico contemporáneo. Es conocida por sus pinturas in situ, en las cuales rocía pintura directamente sobre los espacios, creando una explosión de formas y colores que transforma cualquier lugar y expande las posibilidades de la pintura más allá del lienzo tradicional.
A principios de su carrera, durante la década de los noventa, Grosse comienza a pintar interesada sobre todo en cómo se traducen los colores y los efectos de luz en las formas y composiciones de los lienzos. En estas primeras obras, repetía continuamente formas verticales con pinceladas transparentes para generar distintos efectos de iluminación. A partir de ahí, la artista comienza a experimentar fuera del lienzo, realizando sus primeras pinturas sobre paredes y escaleras. Así, explora las cualidades expansivas de la pintura utilizando una pistola rociadora, técnica que ha mantenido a lo largo de toda su trayectoria.
Su primer trabajo site-specific con esta técnica fue en la Kunsthalle de Berna, Suiza, en 1998, donde pintó una esquina de la galería con un verde intenso.
A principios de los años 2000, el estilo particular de Grosse se fue consolidando, con efectos “nublados” en sus pinturas, logrados gracias al uso de la pistola de rociado. En 2004, en el Contemporary Arts Museum de Houston, roció el interior de la galería, así como ropa, papeles, huevos y monedas esparcidos por el suelo. En 2005, en el Palais de Tokyo de París, colgó dos enormes lienzos: uno ya pintado y otro en blanco. Pintó este último in situ, al igual que la pared sobre la que colgaba. Luego retiró el lienzo pintado y lo apoyó en el suelo contra la pared, dejando un rectángulo blanco sin intervenir.
En 2016, dentro de una serie de importantes encargos públicos en Estados Unidos, creó una obra para la serie Rockaway! del MoMA PS1, en Fort Tilden (Rockaways, Nueva York), donde transformó un centro acuático abandonado con sprays de color rojo, blanco y magenta.
A partir de 2018, Katharina comenzó a incorporar telas de gran formato en sus instalaciones, combinando los pliegues y las sombras de los tejidos con su característica pintura en aerosol. Entre estos proyectos destaca The Horse Trotted Another Couple of Metres, Then It Stopped (2018), realizada para Carriageworks, en Sídney, que consistía en más de 2.500 metros cuadrados de tela suspendida, colgada, anudada y plegada a través de la arquitectura industrial del siglo XIX del edificio. En Wunderbild (2018), para la Galería Nacional de Praga, Grosse creó una imponente serie de pinturas sobre telas sueltas, colgadas a ambos lados de una sala. Todas fueron pintadas en el suelo de su estudio en Berlín.
Su próximo gran proyecto será una intervención en la Messeplatz de Art Basel 2025, comisariada por Natalia Grabowska, curadora de arquitectura e intervenciones site-specific de las Serpentine Galleries de Londres.
En resumen, Katharina Grosse ha logrado una carrera marcada por la experimentación y la expansión de los límites de la pintura, la artista ha conseguido transformar la manera en la que se percibe el color, el espacio y la materia. Su trabajo continúa desafiando las convenciones del arte contemporáneo, consolidándola como una de las artistas más influyentes de su generación.